21 feb 2012

Sapere aude!: Kant y el valor ilustrado

¿Quién no ha sentido nunca la necesidad de decir lo que piensa y no se ha atrevido por diversos motivos? ¿Quién no ha experimentado a menudo la molestia de tener que pensar por su cuenta y ha preferido la fácil receta de una verdad ya conocida? ¿Y quién, a veces, no se ha asustado de las conclusiones a las que iba llegando y, por ello, ha abandonado ese camino imprevisible?

Inmanuel Kant tuvo muy claro que la Ilustración, si algo era, era la salida del ser humano de su "autoculpable minoría de edad", en la que estaba lastrado ya fuera por pereza, cobardía o pura imposición coactiva. Y, por ello, se tomó muy en serio la tarea de deducir todas las posibles consecuencias de la Ilustración para la vida humana, consecuencias que no podían quedar relegadas al mero terreno de las teorías filosóficas o de las estériles charlas de café. 

Así, si "ilustrar" significa, entre otras cosas, difundir, divulgar, en definitiva, educar en el más amplio sentido de la palabra, nadie como Kant para poner todo el ardor racional en tan noble tarea. Y lo hizo sabiendo que la Humanidad podía iniciar un camino hacia esa efectiva ilustración pues no es lo mismo una "época de ilustración" (como la suya propia) que una "época ilustrada" (a la que soñaba que el ser humano podría llegar y puede que aún no haya llegado del todo).

Empecemos con una visión general del contexto histórico de la Ilustración:

El siglo XVIII. La crisis del Antiguo Régimen

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Sigamos con una visión general de la filosofía en la Ilustración:

Filosofía Moderna 6 La Ilustración
Ahora, dos buenas introducciones a Kant en vídeo:




Terminemos esta primera entrega dedicada a Kant con una magnífica presentación que engloba la relación de Kant con la Ilustración así como su propio pensamiento:

Kant y la Ilustración

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